La cruda realidad de Ginger Keen [Parte 4]

Por @MíaRevello

Bueno…, tengo los pepinillos, el alcohol y la resaca. Eso último es un bonus. Tengo que estar bien preparada para visitar a mi papá, estoy segura de que él estará igual que yo. Estoy cien por ciento segura de que él me recibirá con uno de esos imánes de frutas y vegetales; siempre me regala  tres o cuatro. Sea cumpleaños, Navidad, halloween, siempre me recibe con esos imanes y siempre los acepto; es muy divertido como se caen, deslisandose por el refrigerador, y se rompen cuando llegan al piso. Solo hago eso con los que no me gustan. En cuanto a los que si me gustan, los coloco en una plancha en la pared de mi escritorio, para que no se caigan. Podría decirse que tengo más que suficientes.

Hace dos minutos me tomé el autobus número 37, el que sale de la ciudad, ese es uno de los pocos cuyo recorrido es por lo barrios bajos, donde vive papá. Es un viaje un tanto largo y planeo quedarme un par de días; ya saben, tiempo de calidad entre padre e hija. Le dejé la llave a Judith y le dije que cuidara de las plantas de mi apartamento y que tomara lo que quisiera de la cocina, no me molesta que ella se coma mi comida, puedo conseguir más. Lo único que tengo en el refri es un yogurt de durazno (que debí tirar hace dos meses), un par de huevos y leche con chocolate. Admito que extrañaré la leche con chocolate, es una de las cosas que más me gustan.

En cuanto a mi pequeño inquilino, lo trasladé a uno de los apartamentos abandonados del quinto piso (me pregunto por qué no se me ocurrió antes). Dichos apartamentos han estado abandonados por más de diez años… Cuando me mudé aquí, el dueño me dijo que allí un joven de mi edad se había suicidado luego de que su suegra lo había incriminado por vender drogas. Resultó ser que todo era una mentira, pero se supo cuando ya era tarde. Creo que al final la mujer fue asesinada por su hija y la chica se arrojó desde un puente o algo así… Ni que me interesara.

Bueno, logré conseguir el acceso a ese piso gracias a un pequeño trato con el hombre de la recepción, Nestor. La cosa es que, en uno de mis paseos de media noche, lo vi en la zona roja de la ciudad. Sí, tenemos zona roja. Lo interesante es que él no estaba del lado de los que se detienen a hablar con las trabajadoras. No soy quien para juzgar, ya lo he dicho varias veces. Admito que su gusto por la moda supera al mío y lo envidio por saber usar tacones aguja, ¿se lo imaginan parado allí por horas con esos tacones? A eso llamo habilidad. Para que quede claro, no lo chantajeé ni nada, solo le dije que podía conseguirle pelucas de calidad porque, ¡por dios! esa cosa que llevaba en la cabeza parecía un mapache muerto a algo peor. En fin… Ya casi estoy por llegar, será mejor que duerma un poco.

Okay… cosas muy importantes pasaron en la visita con mi papá. Bueno, la de mayor importancia es la siguiente: la velada quedó completamente arruinada por una persona (sorprendentemente no fui yo), una persona llamada Tilly. Bueno, se llama Matilda, pero le dicen Tilly. Esta mujer es la pareja de mi padre. Una mujer un tanto robusta, con cabello rubio claro y mucho, pero mucho maquillaje. Algo similar a una Barbie, pero con cincuenta años y unos veinte kilos de más. Le gusta fumar marihuana y usar camisolines floreados. También es una buena cocinera, prepara muy buena comida china.

Segun mi papá, él y Tilly se conocieron en un sex shop. Ella estaba comprando unas esposas con felpudo rosa mientras que mi padre compraba una mascara de conejo o algo parecido… bueno, asumo que ya pueden deducir que pasó luego. A pesar de que la historia me pareció muy turbia, no me sorprendió. No me molesta que papá tenga una pareja o que haga juegos sexuales, lo que me parece molesto o, más bien, catastrófico es… Tilly tiene un hijo y… está desaparecido.

Maldita sea, ¿qué se supone que haga ahora? No puedo dejar ir al desgraciado, ni tampoco puedo matarlo… ¿o sí puedo? No lo sé. Me da vueltas la cabeza. Nunca creí que se iría todo al caño tan rápido. Si voy a matar a ese chico, ¿con que lo mataría? Sé que papá tiene un rifle de balines que jamás ha utilizado. Podría torturar al pequeño disparándole varios balines en el rostro. No… eso no sería suficiente.

Mierda… no sé qué debo hacer. Tilly parece una buena persona y se preocupa por su hijo. Mierda… Tengo mucho sueño, creo que lo pensaré más tarde.

CONTINUARÁ


 

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